En el momento exacto que arranca el bondi, cae la primera gota en mi brazo apoyado en la ventanilla.
La verdad: nunca mejor suerte.
Y se van largando las gotas, no llueve todavía muy fuerte, tampoco de mi lado, por lo que una hermosa brisa se puede seguir colando por la ventana abierta...
Se va haciendo más copiosa, varias ventanillas empiezan a cerrarse con apuro y yo todavía me hago la canchera; disfrutando de las pequeñas gotitas que me acarician la palma de la mano abierta hacia el cielo.
Cruzando Puente Saavedra, ya la lluvia es tormenta y no me queda otra que cerrar porque el agua chorrea por todos lados.
Por ahora vamos bien. Una lluvia de puta madre, pero estamos a salvo arriba del colectivo.
Hasta que, en el punto exacto sobre mi cabeza, un tornillito choto, suelto, deja pasar unas gotitas; logrando que cada vez que el colectivo frena, se conviertan en pequeño chorrito de agua que me empapa el hombro...
Y bueno... afuera vuelan ramas de árboles....la cosa está peor no? Qué es un hombro mojado cuando en un futuro más que cercano y seguro va a ser todo el resto del cuerpo???
-LA BONDIVENGADORA.
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